Hay distintas instancias en donde conocer a alguien. Puede ser en un cumpleaños, en el trabajo, en la facultad, en un grupo de gente que no conocías. Uno también puede enamorarse un dìa, sin querer y darse cuenta, de su mejor amigo, de su primo, o del marido de una amiga. Se puede conocer a alguien en el tren, en una parada de colectivo un día de paro en los que no pasan nunca, en la cola de un McDonalds, y por supuesto en un boliche. Y también se los puede conocer en una cita a ciegas. Y después… desconocer.
La cita a ciegas es esa instancia de incertidumbre y vanas esperanzas en la que dos personas absolutamente desconocidas, ligadas porque tienen un amigo en común, deciden encontrarse y afrontar una situación de riesgo basados simplemente en escuetas referencias que remiten a color de pelo (si tiene), ojos, tetas, inteligencia, diversión, auto, trabajo, y estado civil. He conocido algún que otro caso en el que ha funcionado, de hecho yo estuve de novia un año con un chico que conocí de esa manera. Pero hablando de probabilidades y resultados reales, ¿una de cada cuantas funcionan? ¿Cuánta gente conocen que ha salido en 10, 20 y los comentarios suelen pasar de lo gracioso a lo nefasto? ¿Cuántos al menos la pasan aunque sea bien?
Porque lo inentendible es que si el nexo común es una persona que conoce y quiere bien a ambos, que diferencia los gustos, los intereses, las preferencias y objeciones o reservas de cada uno, ¿por qué entonces no funcionan?¿ Por qué es como jugar al gallito ciego, buscando a tientas entre personas que desconocemos, una certeza que casi nunca llega?
La realidad es así:
- Primero hay una llamada telefónica con suerte, si no un triste mensaje de texto como primera introducción, ante el cual les digo ya, no contesten.
- Más allá de que la conversación discurra amena y divertida, o casi sin puntos en común, la salida es inevitable porque era el fin primario del llamado.
- Entonces, más allá de las referencias, o las fotos que obviamente no suelen ser ni parecidas a la realidad, viene el momento crucial del encuentro en el que uno abre la puerta y el misterio se devela: en ese preciso y breve instante miles de pensamientos pueden cruzar la mente y hay que decidir en un segundo qué hacer: seguir caminando como si fuéramos otra persona, decir: mi hermana se tuvo que ir de urgencia lo lamento, afrontar la situación con hidalguía, o con suerte sonreír, y pensar: por lo menos esto empezó bien.
- Y de ahí en más todo puede salir bien, o desembocar en un desastre.
Sólo para la bitácora un par de anécdotas:
- Un hombre le dice a la chica cuando iban en el auto: “eras más linda en la foto”
- Un hombre se sacaba comida de los dientes con los dedos en plena salida
- Después de una noche de charla en la pizzería en la que él se comportaba agresivo con todos los de alrededor, al terminar le dice a la moza: “me envolvés las DOS porciones de pizza para llevar”. Y como si fuera poco, al llegar a la casa de ella le da el paquete y le dice: “te las pedí para vos, para que desayunes mañana”. Por supuesto el paquete no pasó la puerta de entrada
- El se la pasó hablando toda la noche de la mejor vida que tuvo viviendo en Brasil, de sus idas y vueltas, y entre una historia y otra, con los ojos al borde de las lágrimas dice: “es que en realidad no se si soy viudo porque mi mujer andaba en temas de drogas y capaz la mataron los narcos, así que no se qué decirle a mi hija, porque capaz la otra esta tirada muerta ahí en un lugar y nadie sabe. ¿Querés postre?” No gracias.
- El chico no le habla en casi toda la noche, mira para otro lado, se nota que está hasta aburrido. La lleva a la casa y cuando se despiden él le dice: “me das un beso”, “te lo acabo de dar, te saludé” “no, digo, un beso bien” “Chau Amir”.
- Cuando van a pagar, él mira la cuenta: 145$. Saca la billetera y deja 123$ y los pone sobre la mesa, y dice. “no te preocupes, dejé 50 centavos de más porque no tenía una moneda
- Un hombre le dice a la chica cuando iban en el auto: “eras más linda en la foto”
- Un hombre se sacaba comida de los dientes con los dedos en plena salida
- Después de una noche de charla en la pizzería en la que él se comportaba agresivo con todos los de alrededor, al terminar le dice a la moza: “me envolvés las DOS porciones de pizza para llevar”. Y como si fuera poco, al llegar a la casa de ella le da el paquete y le dice: “te las pedí para vos, para que desayunes mañana”. Por supuesto el paquete no pasó la puerta de entrada
- El se la pasó hablando toda la noche de la mejor vida que tuvo viviendo en Brasil, de sus idas y vueltas, y entre una historia y otra, con los ojos al borde de las lágrimas dice: “es que en realidad no se si soy viudo porque mi mujer andaba en temas de drogas y capaz la mataron los narcos, así que no se qué decirle a mi hija, porque capaz la otra esta tirada muerta ahí en un lugar y nadie sabe. ¿Querés postre?” No gracias.
- El chico no le habla en casi toda la noche, mira para otro lado, se nota que está hasta aburrido. La lleva a la casa y cuando se despiden él le dice: “me das un beso”, “te lo acabo de dar, te saludé” “no, digo, un beso bien” “Chau Amir”.
- Cuando van a pagar, él mira la cuenta: 145$. Saca la billetera y deja 123$ y los pone sobre la mesa, y dice. “no te preocupes, dejé 50 centavos de más porque no tenía una moneda
Just random cases. Todos debemos tener una historia que contar.
A veces, o siempre, es sencillamente mejor evaluar a las personas a fondo y decir: no tengo a nadie a quien presentarte.
Y si decidimos salir una vez más, dejando atrás las malas experiencias, tomarlo como una noche más, comer rico y volver a casa con una sonrisa, o repleta de anécdotas que contar a las amigas.