miércoles, 9 de mayo de 2007

Honestidad bruta

¿Cuál es el límite entre la honestidad y la crueldad? ¿Cuándo deja de ser por el bien del otro para realmente ser por el bien de uno? ¿Cuál es la verdadera necesidad de decir todo? ¿Se puede decir cualquier cosa siempre que sea de un buen modo; se puede decir lo que sea mientras sea sincero sin importar el modo, o el qué y el cómo importan vayan juntos o separados?
Vivimos rodeados de gente que, así como nosotros, siente, piensa, sufre, quiere, tiene un modo personal de vivir y de actuar. ¿Podemos en nombre del amor que le tenemos a alguien decirle algo sin pensar cómo lo va a tomar, cómo lo va a hacer sentir, simplemente porque sentimos que es lo correcto? ¿Quién nos dice que tenemos la verdad? Porque la verdad, es que no hay una verdad. Que uno hace lo mejor que puede en el momento que está. Y nadie es quien para juzgarlo si no puede ni por un segundo tener la empatía suficiente para sentirse realmente en el lugar del otro. Cosa que, dicho sea de paso, por más que creamos poder hacer, es casi imposible.
Venimos cargados de historias, de aprendizajes, de dolores, de cicatrices, de preconceptos, de costumbres que nos hacen aquel que somos. Y hacen de cada uno un ser único e irrepetible. Entonces cómo podemos desde acá juzgar que es lo que aquel hace desde allá.
Uno elige a sus amigos, a sus parejas, a la gente de la que se rodea. Por amor. Aceptándolos como son. Aprendiendo de las diferencias. Nutriéndose de aquello que uno no es. Y si esas diferencias molestan tanto, o son irreconciliables, simplemente tomamos otro camino. Pero no podemos creer que tenemos el derecho de cambiar a la gente creyendo que nuestro pensar o accionar es el correcto.
Antes de hablar pensemos como nos sentiríamos si es a nosotros a quien nos dijeran eso. Y después de pensar, pensemos de nuevo....
A veces con ciertas palabras uno causa un dolor irreparable. Algo dentro se rompe para siempre y no se puede volver a unir.
Por eso dediquémonos a descubrir en cada momento la persona que tenemos en frente. Porque de todo se aprende. Porque siempre hay algo malo que vemos en el otro que es el reflejo de aquello que en realidad nosotros somos. Sólo que en un espejo las cosas se ven más fácil…
Destaquemos lo bueno. Porque el mundo se convierte en un lugar mejor si rescatamos lo mejor de cada uno.
Y si hoy no pueden hacer nada de esto, no es ni un consejo, ni una obligación. Desde mi pequeña experiencia, es mi humilde forma de ver la vida. Porque después de todo, ¿quién soy yo para juzgarlos?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hubiera venido aun mejor esta nota hace una o dos semanas atras. Es una de las cosas mas sabias que te vi escribir/pensar. Muy muy linda.
Congrats.

Anónimo dijo...

Lastima que recièn hoy leì esta gran verdad...Cuànta razòn tenès en lo que escribiste...

Anónimo dijo...
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